El nombre Atabey viene de la deidad suprema de los indios taínos, la primera mujer del mundo, esta diosa fue muy apreciada por este grupo aborigen que poblaba una gran parte de las islas del Caribe.

En la mitología taína, Atabey también era la madre de Yucahu, el principal dios masculino de los taínos. Fue venerada como la Diosa Madre, la Divinidad de la Luna y el Mar, de la Fertilidad y el Nacimiento. También se la conoce como la Madre de las Aguas. Dar vida a todos los ríos, lagos y mares que a su vez les permitan el cultivo de la yuca, el tabaco y la agricultura en general.

Los taínos presentaban sus respetos a la diosa a través de los cuerpos de las ranas que habitaba para proteger a las mujeres en trabajo de parto y facilitar el parto. Imágenes de ella en cuevas dibujadas por los indios la representan con ojos grandes y sus piernas abiertas revelando su sexo.

Atabey generalmente se adoraba por la noche durante las ceremonias de luna llena. Las ceremonias incluían a hombres de la tribu cuyos cuerpos se pintaban y se vestían para parecer hechiceros. Realizaban danzas solemnes alrededor del líder y mago de la tribu llamada Bejique. Cada participante llevaban hojas de tabaco enrrolladas en forma de puros.